28 de agosto de 2013

Mi primer maratón (6 de 7)

Ha llegado al fin el viernes 3 de mayo, nuestro plan de entrenamiento marcaba 7 kilómetros, mismos que hemos corrido en Long Beach. Que longitud de playa, gente tomando el sol, tomándose fotos, muchos corredores, jugadores de voleibol, lugares agradables para comer, una especie de plaza de juegos en el muelle. Gran playa para aquellos que gusten de un destino distinto.

La corrida la hemos hecho luego de ya haber visitado un Outlet ubicado al norte de LAX y decidimos quedarnos vagando por la playa un buen rato.

Al terminar nuestro merecido descanso visitamos una Barnes&Noble y cerramos el día con unas grandes hamburguesas con papas y casi un litro de cerveza. El argumento de los carbohidratos seguía siendo utilizado.

El día sábado nuestra agenda marcaba corrida de 3 kilómetros, recoger el número, ir a misa e intentar dormirnos temprano.

Recuerdo que lo primero que hemos hecho fue ir al lugar de la meta de la carrera, donde se llevaba a cabo una feria para los participantes de la carrera. En ella estaríamos reunidos en el lapso del día todos los participantes del maratón, medio maratón, 10 y 5 kilómetros.

Un lugar muy agradable, bastante bien organizado, lleno de patrocinadores, una atmósfera digna de una gran carrera y que hacía que todos eleváramos la dosis de adrenalina un poco.

Ya con nuestro número en mano al fin fuimos a Huntington Beach, donde hicimos nuestro último entrenamiento.

De vuelta a casa y previa ducha nos dirigimos a misa de 1700, que resultó ser de 1730, y en la que la comunidad nos llenó de aplausos por ser visitantes, e hizo que Chuyo, Paco y Carlos participaran activamente de ella.

Aunque debimos cenar carbohidratos buenos, aceptamos la invitación al cumpleaños de una prima de Chuyo, justo en la acera de enfrente, y cual fue la agradable sorpresa que había frijolitos y taquitos netamente mexicanos. Sobra decir que comimos con singular y moderada alegría y de vuelta a casa.

Intentamos dormirnos desde las 2100 horas, pero creo que ninguno lo ha logrado.

La levantada era a las 0230.

Terminará...

25 de agosto de 2013

Mi primer maratón (5 de ?)

Iniciaba el jueves 2 de mayo, con lo segundo en importancia del viaje: Disneyland.

Luego de levantarnos y desayunar supremamente nos hemos dirigido a Anaheim en nuestro Corolla para cumplir el objetivo de que Paco fuera un niño normal al ir por primera vez al parque temático a sus 22 años.

Decidimos pedir el 2-parks ticket que incluye Disney California Adventure y Disneyland.

El primer juego al que quisimos acceder estaba cerrado por remodelación, así que nos dirigimos al de Star Wars que sigue siendo tan bueno como siempre. Subimos al árbol de Tarzan, a Indiana Jones (luego de que a unos metros de entrar tuviera fallas mecánicas), al hermano Rabito, Los Piratas del Caribe, La Casa Embrujada, al mundo pequeño donde me he tomado una relajante siesta y a otros juegos que de momento no recuerdo.

Luego de comer una hamburguesa con papas, con el mismo pretexto de que necesitábamos los carbohidratos, nos dirigimos al Disney California Adventure donde hemos visitado el juego de Cars, el Screamin, la Torre del Terror y también acudido a las presentaciones en vivo de Mickey Mouse Clubhouse donde Minnie ha festejado su cumpleaños y conocimos a Jake y los piratas, y de lo mejor del parque Aladdin en vivo, gran producción teatral.

Seguramente estoy omitiendo juegos y detalles, pero de que Disney sigue gustando a cualquier edad lo sigue haciendo.

Al salir del parque fuimos a una galería de Arte de Disney donde hemos conocido a Mickey Hipster y grandes pinturas muy caras y de gran talento que vale la pena visitar.

Me ha tocado conducir de regreso del parque a la casa, donde de camino cenamos en una Pizza Hut donde Paco ha tenido la mala fortuna de tirar la salsa de la pizza con todo y pizza contra el mismo y contra el vidrio del local, lo que daba la impresión de ser sangre derramada luego de un disparo. No paramos de reir como por 5 minutos de este suceso.

Un día muy cansado, muy divertido y que nos ponía ya a solo tres noches de la maratón.

Continuará...

11 de agosto de 2013

Mi primer maratón (4 de ?)

Me he quedado en la narrativa del miércoles primero de mayo cuando recién nos hemos trasladado a casa de los tíos de Chuyo.

Iniciamos instalándonos en la casa y haciendo algo de tiempo para conocer a su tío que estaba trabajando al llegar nosotros a su casa. Lo esperamos mientras el Bayern Munich le ponía un baile de 3-0 al Barcelona en Camp Nou. Nos presentamos con él y nos ha invitado a desayunar-comer a un buffete de casi todo lo que se le pueda ocurrir a un restaurant. Comimos sanamente y mucho, bajo pretexto de que necesitábamos cargar nuestro cuerpo de carbohidratos y proteínas principalmente.

A la salida del buffet y ya luego de avanzar unas cuadras Chuyo se ha percatado de que olvidó su man handbag que contenía su ipad en el restaurante. Rápidamente he decidido bajarme del carro en un semáforo y correr rápidamente hacia el lugar donde comimos, he llegado sin problemas y apenas me vio la señorita de caja se me acercó y me entregó el olvido de Chuyo. Agradecí cordialmente, salí del lugar y un par de minutos después llegaron por mí.

De vuelta en el Corolla nos dirigimos a una tienda de Triatletas, puesto que en el equipo viajaba un Ironman (que no es lo mismo que triatleta) con el objetivo de que Paco comprara un reloj súper pro que mide resistencia y temperatura del agua, dirección del viento, altimetría, ritmo de pisada, ritmo de braceo, distancia recorrida, ritmo cardíaco, se sincroniza con la internet y algunas cosas más excepto la hora. Lo encontramos rápidamente y preguntando precios nos dimos cuenta que ser triatleta es más caro de lo que se puede pensar. Luego de una lucha interna-externa, porque Paco nos preguntaba nuestra opinión, decidió pagar el complejo aparato y minutos más tarde nos confesó que si no fuera por la presión que ejercimos en él difícilmente lo habría adquirido.

Habiendo cumplido una parte primordial del viaje (la compra del reloj) nos dirigimos a Santa Monica, donde justo al llegar nos tocó ver un altercado en los vestidores donde por poco estuvieron a punto de liarse a golpes un afroamericano y un americano de mediana edad. Paco, Carlos y Chuyo se vistieron, y han tenido la gentileza de acompañarme a una tienda departamental (hermana de Sares-Rochild, donde vivía La Pícara Soñadora (encarnada por Mariana Levy (quien murió víctima de un paro cardíaco provocado por un asalto en un semáforo de Ciudad Capital hace algunos años))) donde adquirí un traje de baño para lucir ad hoc en las playas californianas.

Hemos intitulada a esta playa fantochilandia donde en una serie de aros, barras, cuerdas y otras cosas en un espacio bastante amplio batos y morras por igual lucían sus habilidades y cuerpos brincando, balanceándose, paseándose, yogueando, kungfuando, etc. 
En estos aros se balanceaban como changuitos y llegaban al final para regresar de nuevo al origen, unos con más gracia que otros y otras con más gracia que unos. Recomiendo ampliamente esta playa para los que gusten de habilidades circenses, playas limpias y amplias.

Al terminar el playeo y ya de regreso a casa acudimos Toys R'us porque uno de los viajeros quería adquirir un Wii U con el premio de una quiniela de la UCL que aún ano ganaba. Ese viajero era yo. Acabado estaba el Wii U negro y también Injustice: Gods Among Us. Ante el poco éxito en la juguetería fuimos a un Best Buy, donde no estaban las películas de Batman: The Dark Knight Returns en bluray y a buen precio, pero si estaba el Wii U y también Injustice. Tengo que escribir aquí que fue invertido el premio antes de ser ganado en estos objetos. Chuyo adquirió a Paulina, un GPS súper listo que fue de gran ayuda desde ese momento y durante el resto del viaje, aunque seguramente lo sigue siendo. Al salir de allí en un Target se siguieron haciendo compras de regalos para algunos hermanos de algunos viajeros. Para finalmente terminar el día en las no tan famosas hamburguesas In n Out, nuevamente con la justificación de cargarnos de carbohidratos y proteínas que serían consumidas el domingo 5 de mayo.

Al llegar a casa nos fue asignada una cama a cada uno, por lo que estuvimos aún más agradecidos con la hospitalidad del católico hogar. No es necesario mencionar que dormimos muy bien y con la ilusión de ir al otro día al lugar más feliz del mundo.

Continuará...