Muchas veces hemos escuchado que las notas no importan, que lo que importa es la actitud, que el menos dotado de la escuela es al que mejor le va económicamente, y muchas cosas más.
Lo que si puedo escribir aquí, es que no conozco una sola persona con buenas calificaciones a la que le vaya mal profesionalmente.
Tener buenas calificaciones no sólo habla ya de un alto nivel intelectual sino de un conjunto de virtudes que hacen que una persona no se quede en un 90 natural, sino que lo lleve a un 95.
Son estudiosos, puntuales, dedicados, responsables, trabajan en equipo, saben pedir las cosas, actuan en los momentos indicados, ayudan a los demás, no faltan a clases, son puntuales, etc.
En cuanto a la vida profesional, cada vez son más las empresas que piden a los mejores promedios para programas de Desarrollo Profesional, Gerencial, etc., y los posgrados e instituciones que otorgan becas piden un promedio mínimo de 85 para ser aceptados en sus programas.